Por Pato Robledo
Durante más de 15 años, me he dedicado a trabajar directamente con los recintos más importantes del país y me atrevo a decir que nunca los había visto en tan serios aprietos en cuanto a su existencia y su modelo de negocio. Sin embargo, si nos vamos “by the book” esto significaría que tampoco nunca habían tenido una oportunidad tan grande como la tienen ahora: “Reinventarse”.
Con reinventarse me refiero a darse el tiempo preciso de replantear todas sus estrategias de operación, de comercialización, así como de administración en general para que una vez que queden bien definidas, no olviden que lo que no se comunica, no existe. Aquel que siga pensando que era el más grande, el más fuerte y el mejor, está equivocado. Ahora todos estamos igual, tal vez unos más grandes que otros, pero al final todos empezando.
Es evidente que lo primero que deben hacer es publicar, a todos y a cada uno de sus clientes internos y externos, las medidas y protocolos de higiene y seguridad que estarán tomando de aquí en adelante, pero esto ¿quién no lo haría? Sin duda, unos mejor que otros, pero al final esto se convertirá en un “must” dentro del turismo de reuniones, por lo que, en un mediano plazo, no será el principal diferenciador a menos que se tenga una tecnología o método de sanitización único e irrepetible, hasta que alguien más lo tenga también.
Es claro que habrá quien busque hacer una comunicación tradicional tratando de estar presentes sí o sí, sin importar el contenido, ni la estrategia, simplemente por estar. Estos definitivamente están perdidos y tardarán hasta el doble de tiempo en recuperarse. Por otro lado, habrá quien trate de llegar a sus audiencias de una manera más estratégica, no sólo a través del razonamiento sino por sus emociones, es decir, a través de comunicación que los atrape, los cautive y los enamore. Pero de nuevo regreso a mi pregunta anterior: ¿Quién no lo haría?
Lo que si estoy convencido es que deberá de cambiar su discurso. Ya no será relevante hablar de la capacidad en metros cuadrados, espacios sin columnas, número de lugares de estacionamiento, ni cubiertos simultáneos, ni breakouts. Es más, tampoco el número de expos al año, ni congresos, ni eventos corporativos, nada de lo que hayan hecho antes, será referente a lo que ahora nos enfrentamos. Si bien, el profesionalismo y la experiencia son algo muy loable y de gran peso, ya no será lo más importante porque deja de ser referente la forma en cómo se habían hecho las cosas antes, eso pasa por completo a un segundo plano. No quiero decir que ya no sea importante comunicarlo, sin embargo, en lugar de ser tu landing page o la parte central de tu brochure o el 60% del contenido de tu presentación, sólo será un muy buen soporte a tu nueva estrategia, pero nada más.
Ahora lo importante es tener una narrativa hacia el futuro, hacia lo nuevo, es dejar de pensar en el pasado para vivir el presente y platicar del futuro. En esta “nueva normalidad” lo importante será esa capacidad, pero de adaptación y de cambio, así como de personalización para cada uno de los diferentes eventos y grupos que se lleven a cabo en los recintos. Por decirlo de otra manera, antes el enfoque era más de fondo, pero ahora definitivamente es de forma, pero manteniendo su esencia, es decir: “same same… but different”.
Los invito a que se den el tiempo de hacer este análisis y de asesorarse en cómo comunicarlo a sus diferentes públicos para que no sólo se quede en una buena idea. Como he mencionado en otros artículos, es momento de enfocarse en lo importante vs lo urgente.