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De ademanes y gestos, la teoría del espejo

Por Norma Peinado

Te aseguro que en más de una ocasión has terminado hablando con el acento de la persona que tienes enfrente, o moviendo las manos de manera similar, o simplemente comiendo a su misma velocidad. Esto se conoce como la teoría del espejo donde inconscientemente imitamos gestos, posturas, tonos de voz y otras características de nuestros acompañantes. Y ¿por qué lo hacemos? Porque queremos conectar y sentir que somos parte del mismo ambiente.

Aunque el cerebro actúa en automático, podemos aprender a imitar o reflejar a nuestra audiencia para que nuestras propuestas sean mejor recibidas, ya que estarán más cómodos en un entorno que les resulta familiar. Podemos aplicar esta técnica en cualquier tipo de negociación, en todos los niveles y hasta en situaciones de la vida cotidiana. Recuerda que la línea entre imitar y remedar es muy delgada, así que ten cuidado de no cruzarla.

Éstos son los puntos que debes trabajar:

1. Ten muy claro el mensaje que quieras transmitir para que no se pierda en el proceso.

2. Haz contacto visual y gira todo tu cuerpo frente a tu receptor para que tenga tu completa atención.

3. Asiente con la cabeza para generar una percepción de aceptación. Cuando nos sentimos escuchados tendemos a ser más receptivos a nuevas ideas.

4. Simula, sin exagerar, que lo que dice esta persona es sumamente interesante.

5. Modula tu voz a su volumen y velocidad.

6. Imita solamente rasgos positivos, de lo contrario podría parecer burla.

7. Observa qué actitudes son las que más reflejas de los demás para que conscientemente las utilices a tu favor.

La teoría del espejo aplicada correctamente es una gran herramienta para la comunicación, sobre todo porque llevamos ventaja cuando se está bien preparado.

Y tú, ¿notas cuando imitas a alguna persona cercana?

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